La Catedral de Baeza, de estilo renacentista, destaca por su impresionante fachada y su rica decoración interior. Es un ejemplo magnífico de la arquitectura religiosa de la ciudad.

La Plaza del Pópulo, también conocida como Plaza de los Leones, es un encantador espacio histórico rodeado de edificios emblemáticos como la Fuente de los Leones, la Antigua Carnicería y la Puerta de Jaén.

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, dice uno de los versos más famosos de Antonio Machado, y caminar es la mejor manera de disfrutar de este Paseo de Antonio Machado o también conocido como de las Murallas. 

Es un momento perfecto para disfrutar de los espectaculares alrededores de Baeza, donde se puede admirar el valle del Guadalquivir cubierto por una alfombra de olivos y con la silueta de la sierra de Cazorla al fondo.

La Puerta de Úbeda fue uno de los elementos fortificados de la antigua Baeza, cuando una muralla protegía del atacante. Esta es una construcción del siglo XII de planta cuadrada que conducía a la vecina Úbeda y que también era utilizada como patio de armas. Actualmente conserva uno de los tres arcos que tuvo junto a la torre albarrana, que ha llegado a nuestros días en buen estado.

La plaza de Santa María se encuentra en el centro histórico de Baeza, y en este punto confluyen varios de los monumentos más importantes de la ciudad, como la Catedral o la Antigua Universidad. El corazón del centro histórico de la ciudad es un rincón que no deja indiferente a los visitantes que la disfrutan por primera vez y a los que ya la conocen. La armonía que se respira y la calidad de los edificios convierten a esta plaza en un lugar único, una estupenda opción para comenzar un recorrido por Baeza.

En la calle San Pablo, junto a la puerta del Nuevo Casino, se puede encontrar uno de los monumentos que Baeza dedica a Antonio Machado. Se trata de una estatua que recrea al poeta sentado en un banco leyendo un libro. La obra del escultor Antonio Pérez Almahano se inauguró en 2009, con motivo del 70º aniversario de la muerte del autor. No es casual que la obra esté situada en esta calle de San Pablo, aquí vivió el poeta durante un tiempo, en el desaparecido hotel Comercio.